Estamos presenciando un punto de inflexión que pone de relieve por un lado la libertad absoluta de la Internet , y por el otro, como esa libertad hasta ahora irrestricta, vulnera derechos de propiedad intelectual, marcas, patentes, etc.
Para los que convivimos con la WEB 2.0, (Google, Twitter, Facebook, Skype, Messenger, emails, etc.), en esta época (enero de 2012), nos parece impensable que se puedan aniquilar la libertad absoluta del hipertexto digital. Es más, si nos apurasen a apostar que la Internet pueda correr peligro, indudablemente sospesamos inquietud y certezas y seguramente nos inclinaremos que ello no ocurrirá.
Pero, y siempre existe un pero, esa libertad, como casi todas las libertades humanas tiene límites y hoy más que nunca está en su principio de extinción.
Saber por ejemplo, sobre los proyectos de ley SOPA (Stop Online Piracy Act) o PIPA, (Protect IP Act), donde se expone la necesidad de bloquear cualquier sitio que pueda violar los derechos de autor, conocer el cierre de MEGAUPLOAD, la decisión de TWITTER de bloquear lo que a su criterio pueda vulnerar los derechos de propiedad, los cambios de Políticas constantes de privacidad de FACEBOOK y GOOGLE, etc., describe un escenario paradigmático y contradictorio para todos.
Como usuarios de la Intenet , ¿deberíamos permitir que exista un sensor que controle los contenidos de toda la WEB 2.0?. Asimismo, ¿es correcto que se violen los derechos de autor y de propiedad intelectual, de patentes, de marcas, de investigación y desaroolo, etc?.
Defender una opción nos catapulta a enrolarnos en el otro extremo. Es decir, si nos opusiéramos a la Ley SOPA o PIPA, estamos apoyando la piratería, y viceversa.
Por ello, asistimos históricamente a un debate mundial sin barreras, en la que tenemos como desafío la de proteger las libertades individuales y grupales en la Internet , y asimismo, cambiar nuestra cultura de utilizar materiales que pueda vulnerar los derechos de autor.
También las industrias que alimentan la piratería con sus altos costos, deberían replantearse la forma de comercializar sus productos, obras, películas, etc, a fin de que conjuntamente con las voluntades individuales y grupales se puedan proteger un inmenso espacio intercultural que se ha formado mediante la Internet. Seguramente nadie copiaría una película si su costo marginal de hacerlo es más alto que la de adquirirla en una tienda.
Por ello, la sensación que me provoca esta situación disparatada, es la de proteger la libertad de la Internet , pero preguntándome si los autores de las obras y películas, ¿no deberían tener un ingreso por sus invenciones y trabajo?
Denfendamos nuestra Internet….!!!, y debatamos sobre el mejor camino para llegar a acercar ambos puertos en disputa…
Horacio Marcelo Canteros ©
No hay comentarios:
Publicar un comentario