Fragmento plegaria del libro " El peregrino", de Paulo Coelho.
"Tened piedad, Señor, porque somos peregrinos camino a Compostela, y esto puede ser un vicio. Haced en vuestra infinita piedad que jamás consigamos volver el conocimiento contra nosotros mismos.
"Tened piedad de los que tienen piedad de sí mismos y se creen buenos y desfavorecidos por la justicia de la vida, porque no merecían las cosas que les sucedieron —pues jamás conseguirán librar el Buen Combate—. Y tened piedad de los que son crueles consigo mismos y sólo ven maldad en los propios actos, y que se consideran culpables por las injusticias del mundo, porque éstos no conocen tu ley que dice: "aun los cabellos de tu cabeza están contados".
"Tened piedad de los que mandan y de los que sirven muchas horas al día y se sacrifican a cambio de un domingo en que todo está cerrado y no hay a dónde ir. Pero tened piedad de los que santifican vuestra obra y trascienden los límites de su propia locura y terminan endeudados o clavados en la cruz por sus propios hermanos, porque éstos no conocieron tu ley que dice: "sé prudente como las serpientes y simple como las palomas".
"Tened piedad porque el hombre puede vencer al mundo y no trabar nunca el Buen Combate consigo mismo. Pero tened piedad de los que vencieron el Buen Combate consigo mismos y ahora están por las esquinas y bares de la vida, porque no consiguieron vencer al mundo, porque éstos no conocieron tu ley que dice: "quien observa mis palabras tiene que edificar su casa en la roca".
"Tened piedad de los que tienen miedo de tomar en su mano una pluma, un pincel, un instrumento, una herramienta, porque creen que alguien ya lo hizo mejor que ellos y no se sienten dignos de entrar en la mansión portentosa del Arte. Pero tened más piedad de los que tomaron en su mano una pluma, un pincel, un instrumento, una herramienta y transformaron la inspiración en una forma mezquina de sentirse mejores que los otros. Éstos no conocieron tu ley que dice: "nada está oculto sino para ser manifestado, y nada se hace a escondidas sino para ser revelado".
"Tened piedad de los que comen y beben, y se hartan, pero son infelices y solitarios en su hartazgo. Pero tened más piedad de los que ayunan, censuran, prohiben y se sienten santos y van a predicar Tu nombre por las plazas, porque éstos no conocen tu ley que dice: "si yo testifico respecto de mí mismo, mi testimonio no es verdadero".
"Tened piedad de los que temen la Muerte y desconocen los muchos reinos que caminaron y las muchas muertes que ya murieron, y son infelices porque piensan que todo acabará un día. Pero tened más piedad de los que ya conocieron sus muchas muertes y hoy se consideran inmortales, porque desconocen tu ley que dice: "quien no nace de nuevo no podrá ver el Reino de Dios".
"Tened piedad de los que se esclavizan por el lazo de seda del amor y se creen dueños de alguien y sienten celos y se matan con veneno y se torturan porque no logran ver que el amor cambia como el viento y como todas las cosas. Pero tened más piedad de los que mueren de miedo de amar y rechazan el amor en nombre de un amor mayor que no conocen, porque no conocen tu ley que dice: "quien bebiere de esta agua, nunca más volverá a tener sed".
"Tened piedad de los que reducen el Cosmos a una explicación, Dios es una poción mágica y el hombre un ser con necesidades básicas que necesitan satisfacerse, porque éstos nunca oirán la música de las esferas. Pero tened más piedad de los que poseen la fe ciega y en los laboratorios transforman mercurio en oro y están rodeados de libros sobre los secretos del Tarot y el poder de las pirámides, porque éstos no conocen tu ley que dice: "es de los niños el reino de los cielos".
"Tened piedad de los que no ven a nadie que no sea ellos mismos, y para quienes los otros son un escenario difuso y distante cuando van por la calle en sus limusinas, y se encierran en oficinas con aire acondicionado en el último piso, y sufren en silencio la soledad que da el poder. Pero tened piedad de los que renuncian a todo, y son caritativos y procuran vencer al mal tan sólo con amor, porque éstos desconocen tu ley que dice: "quien no tiene espada, que venda su capa y compre una".
"Tened piedad, Señor, de nosotros que buscamos y osamos empuñar la espada que prometisteis, y que somos un pueblo santo y pecador, esparcido por la tierra. Porque no nos reconocemos a nosotros mismos, y muchas veces pensamos que estamos vestidos y estamos desnudos, pensamos que cometemos un crimen y en realidad salvamos a alguien. No os olvidéis en vuestra piedad de todos los que empuñamos la espada con la mano de un ángel y la mano de un demonio afirmadas en el mismo puño, porque estamos en el mundo, continuamos en el mundo y precisamos de ti. Necesitamos siempre de tu ley que dice: "cuando os mandé sin bolsa, sin alforja y sin sandalias nada os faltó".
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